Hoy mi entrada va dirigida a una
etapa muy especial: La adolescencia por donde muchos hemos pasado y otros
vuelven a pasar pero con un cambio de rol, no como hijos sino como padres.
Podríamos decir que en la primera
infancia el niño está ligado a la madre de manera simbiótica y no consigue
distinguirse de ella. A partir del tercer año de vida, se percibe un cambio
donde hay una identificación del niñ@ respecto a su padre y madre. En la
pubertad, se da un paso más donde el individuo se distancia de su familia de
origen, para ligarse al grupo de iguales, transformándose en su familia de
referencia.
La adolescencia es una etapa
única que cada uno vivirá de manera diferente a otro pues el contexto variará
igual que las circunstancias del momento.
A mí todavía no me ha llegado el
momento como madre, pero tengo amig@s y conocid@s que están en ello y hoy
quiero recomendar un libro "Cartas a
un adolescente" de Vittorino Andreoli y me gustaría dejar algunas
ideas que me gustaría compartir del libro y que quizás os puedan ayudar -y a mí
también en un futuro-.
Lo escribe en primera persona...y
empieza el libro: Es bueno que te diga de inmediato que soy viejo... Está claro que la vejez da una mirada
con cierta perspectiva de la vida, mientras que la juventud se lo come todo la
vejez intentá digerir todo lo que pasa y los cambios a los que día a día la
sociedad nos exige... Pero como todo en la vida tiene un pro y un contra, a más
de uno le gustaría con lo que sabe ahora volver a la adolescencia, pero no!
Cada tiempo está destinado a un aprendizaje, así que calma y buena letra...
Vamos allá:
La organización de
nuestro cerebro
Está claro que parte de nuestro
cerebro está organizado de manera definitiva, donde se han establecido
mecanismos de defensa para nuestra supervivencia como seres humanos. Nuestro
cerebro actual tiene la capacidad de responder a los peligros que a lo largo de
los años de evolución hemos ido encontrando, dando lugar a la estructura actual
(si os interesa, os recomiendo que veáis otras entradas en la etiqueta de
neurociencia que se especifica un poco más el funcionamiento de éste).
Pero, también sabemos que no todo
el cerebro es fijo, hay áreas plásticas que a lo largo de toda la vida van
cambiando, las experiencias y el ambiente que rodee al individuo serán claves.
Por lo tanto estamos en constante aprendizaje, y sabes la frase el "AMOR mueve montañas" pues es
totalmente cierta, a través de éste puedes cambiarlo todo, en el libro se
recoge la siguiente frase que me encanta:
"Aprender significa cambiar y
aprender quiere decir modificar nuestra manera de
comportarnos."
Cuando realmente AMAS
algo puedes aprender de ello constantemente.
De aquí la importancia de cuidar
nuestro cerebro y protegerlo, es el jefe y encargado de gestionar nuestra
supervivencia y nuestro aprendizaje diario, así que hemos de cuidarlo, por ejemplo
con cascos para evitar golpes y nutriéndolo sin tóxicos.
Al cerebro se ligan los
sentimientos, que de alguna manera dan color a lo que hacemos y expresamos,
normalmente todo lo que hacemos está movido por algo.
La comunicación entre
generaciones
Dos generaciones no pueden
compartir los mismo esquemas existenciales o los gustos impuestos por las modas
de los tiempos, pero la discrepancia no puede de ningún modo alterar el vínculo
amoroso entre padres e hijos.
Esta distancia y los posibles
conflictos generacionales que se den es algo que forma parte del aprendizaje,
pero no deben hacer mella en el vínculo afectivo. De algún modo, podríamos
aplicar la frase: "Hagas lo que
hagas yo estaré aquí porque te quiero".
Será importante llegar a
acuerdos, pactos...donde se respecten todos los individuos evitando las
imposiciones que rompan vínculos.
Tiene que haber autoridad,
esta no se adquiere se aprende y este concepto se entiende como
coherencia, presencia, carisma, credibilidad, habilidad profesional y que
aporte beneficios a todos los miembros de la familia. No confundir con autoritarismo.
Muchos padres carecen de autoridad y es entonces cuando surge el autoritarismo.
Educar, significa sacar y no imponer!
Es más los hijos aprenden de los padres pero los padres también aprendemos de
nuestros hijos. Conocer las necesidades del otro y ayudarlo, compartiendo
espacio y tiempo, y no hay lugares o tiempos inoportunos, todo se da cuando
se ha de dar. Habéis probado a pedirle consejo a un niño o adolescente sobre
algún tema, más de una vez os dejarían sorprendidos, os invito a probarlo!
Somos modelos si nosotros lo hacemos con ellos, ellos también lo harán con
nosotros.
Nuestros hijos no pueden ser una
losa, un problema o un peligro...Cuando nace un hijo ya nada vuelve a ser como
antes pero es imposible que vuelva a ser igual, las cosas cambian y hemos de
aprender que los hijos vienen a transformar (como todas las experiencias que
tenemos en la vida) y si no estás preparado, casi sería mejor pensárselo dos
veces antes de traer un niño a la vida.
Un hij@ viene a sacar lo mejor y
lo peor de ti, saca tus dudas, tus miedos,...y te afronta con ellos. Pero
también sacan la mejor versión de ti, pues te hace tomar conciencia de lo que
haces día a día, cosas que no harías por ti lo haces por ellos y eso también
transforma.
Los niños una vez cubierta sus
necesidades básicas no necesitan cheques que cubran los caprichos necesitan
Amor, entendido como; comunicación, acompañamiento, respeto, sentimiento,
comprensión, presencia, conquista, aprendizaje... Pues no se es padre o madre
simplemente engendrando niños sino que se aprende a serlo y nos
equivocaremos pero ese error ha de servir para avanzar, a veces hay que dar dos pasos atrás para poder avanzar uno. Los
éxitos y fracasos de nuestros hijos también se debe al tipo de educación que
reciben.
No existen las dimensiones
absolutas, hay que huir de los extremos, la verdad sobre cualquier cosa que nos
planteemos depende muchas veces de la mirada y las experiencias que ha tenido esa
persona, a lo largo de su vida. Por eso, es bueno intercambiar puntos de
vista, escuchar -y no para contestar- sino para poder comprender al otro.
La adolescencia en la sociedad actual
La adolescencia vivida en algunas
sociedades no es la misma que en otros lugares de la tierra, donde la aparición
de los atributos sexuales secundarios es por ejemplo la señal para que el
muchacho o la muchacha sean sustraídos de su ámbito familiar e inicien su vida
activa como adultos que pueden crear su propia familia.
En cambio en sociedades
"evolucionadas" la adolescencia es una etapa de metamorfosis, que se
divide en dos fases:
- Primera adolescencia de los 11-16
años, los niños y las niñas se someten a un cambio a nivel de hormonas
y corporal. Los adolescentes no suelen gustarse, no acaban de reconocerse en el
espejo. A esto hay que añadirle las variaciones psicológica individuales -los
rasgos de carácter- y entramos también en la importancia de pertenecer y ser
aceptado en un grupo: en busca de la identidad.
- Segunda adolescencia de los 17-21
años -que coincide con la maduración de la parte frontal cerebral,
encargada principalmente de las funciones ejecutivas- ya no estamos tan
concentrados en nuestros cambios corporales sino en la personalidad, es la
etapa en donde surgen las relaciones de apego (primeras parejas) y la
sexualidad.
El riesgo y el dolor...superados con amor y perdón
El tipo de riesgo va cambiando
con la edad, en los jóvenes prevalece el riesgo a perder el cuerpo y la
vida física, en edades más avanzadas se corre el riesgo a perder la imagen que
la sociedad se ha hecho de nosotros.
Por otro lado, el riesgo va muy
ligado al miedo, encontramos de dos tipos:
- El miedo inmediato que salta
ante un peligro concreto y real.
- El miedo anticipado que
salta ante un peligro imaginado. Este muchas veces, es padecido por los padres
hacia sus hijos.
Para la gestión del riesgo la
confianza entre padres e hijos será básica. Cuando ésta falla los padres suelen
actuar aumentando los controles y es entonces cuando surgen las tres maneras de
estar en contra, por parte del adolescente:
- la transgresión, desviación
transitoria de la norma. Lo establecido como norma para una buena convivencia
se rompe. Ejemplo: no ponerse un casco para conducir una moto.
- la oposición, actitud por la
cual los adolescente hacen totalmente lo contrario a lo que los padres le han
solicitado. Ejemplo: me dijo que no fumara, yo fumo.
- la rebeldía, capacidad de
decir que no, habiendo valorado lo solicitado y no ser compatible con las
propias convicciones. A través de la rebeldía se ha podido conseguir superar
injusticias sociales.
De todas ellas, esta última
responde a lo que la juventud tendría que responder generacionalmente
hablando...
En la pubertad se rompe la
relación idílica entre padres e hijos, dando lugar a un distanciamiento de la
familia y se adquiere una nueva identidad social. Muchas veces cuanto mejor ha
sido esta relación en la infancia, mayor esfuerzo le supondrá al adolescente
marcar la distancia, dando lugar a los conflictos, si continua la obediencia y
la admiración, se puede dar el bloqueo de crecimiento sin poder romper con el ámbito
familiar. Por lo tanto, los padres también deberán cambiar y percibir cuales
son la necesidades de sus hijos para poderlos ayudar.
El riesgo aún así existe y está
muy ligado al dolor. A veces el dolor también nos hace actuar, este puede
infundir un sentimiento de incapacidad, por no sufrir no actúas; sentir miedo,
inadecuación, incomprensión...es normal! Pero esto puede conducirnos a
depresiones o a suicidios, de ahí la importancia de comunicar, de entender el
dolor, a veces cuando lloramos delante de nuestros padres estas lagrimas pueden
expresar más que palabras que no hemos sido capaces de evocar.
El perdón conjugado con el amor
es la base, muchas veces actuamos o llevamos a cabo hechos que pueden dañar
muchísimo a nuestros seres queridos, pero estas actuaciones muchas veces hechas
des del amor pueden ser perdonadas.
El cuerpo
A lo largo de la adolescencia se
sufre la gran metamorfosis, y muchas veces este cambio es difícil de gestionar
en el adolescente muchas veces orientado por los estereotipos que establece la
sociedad o tendemos a querer aquello que no tenemos. El proceso de Aceptación
quizás es uno de los más complejos que se dan a lo largo de la vida.
Los cambios que se dan en nuestro
cuerpo; el crecimiento de nuestros atributos sexuales, el pecho, el trasero, el
acné... son cambios constantes dando lugar a las inseguridades que van
conformando nuestra identidad.
Unas inseguridades donde sumamos
metamorfosis que a veces se acompañan con acciones que pueden marcarnos para
todo la vida; consumir drogas, hacerse ciertas marcas -tatuajes- en el cuerpo,
banalizar con la intimidad y la sexualidad...etc.
Es importante valorar las
consecuencias de nuestros actos, y tomar conciencia de que repercusiones puede
tener una acción nuestra hacia otr@.
El tiempo y el misterio
El pasado comprende todo lo que
está muerto y que nosotros depositamos en la memoria pudiendo así evocarlo y
hacerlo revivir al menos por un momento.
El futuro en cambio es un tiempo que
aún no existe y que es mantenido con vida por los proyectos, esperanzas y
deseos.
El presente seria el conjunto de sucesos
que tienen lugar en el momento de acción o habla.
Las personas mayores tienden a
vivir en el pasado y los más jóvenes en el presente mucho de ellos como si el
mañana no existiera, y es importante encontrar ese punto donde vivamos en el
presente pero tener en mente ese proyecto, esa esperanza o ese deseo...para
poder seguir evolucionando y por ende, viviendo. Término que a su vez se
contrapone al término de muerte...
Este concepto; muerte, tiende también a
ser tabú y es importante hablar de él, siendo en si muy incomprensible pero es
el que da el valor a la vida y al seguir viviendo.
De igual manera, al misterio de
la muerte, se añade el misterio del amor o el misterio de ser en vez de no ser
nada. Porque del abrazo de nuestro padre y madre, nueve meses después nacimos
nosotros y gracias a ese amor; pertenecemos a este mundo, cada uno de nosotros
está en la vida pero podíamos no haber estado nunca, ese gran misterio de la
vida que de alguna manera sacraliza la vida. Aquí entraríamos en la parte
espiritual o sagrada que cada persona posee, tiene como fundamento la
fascinación del misterio, entendido como algo inexplicable y que no te deja
indiferente, lo sagrado acoge la percepción del mundo fuera de la lógica,
reconociendo que "Solo sé que no sé nada".
Adolescencia, edad de los héroes
El modelo clásico de héroe,
siempre es joven indispensable que tenga prestancia física y habilidad en el
uso de las armas, está cargado por toda la comunidad de deberes específicos y
sus gestas dependían de la libertad de su pueblo. Siendo su muerte el
reconocimiento final. El héroe se lo juega todo en el presente; donde debe
superar una prueba... Hoy en día muchos jóvenes se identifican con este
prototipo y no tendría que ser así, es decir, los adolescentes tendrían que ser
capaces de afrontar las dificultades una a una, sin tener que demostrar que son
unos fenómenos arriesgando su vida, muriendo por cosas sin sentido.
Se tendrían que priorizar
sociedades con ideología, utopías,
llenas de aspiraciones, ideas y sueños, donde los jóvenes tengan la capacidad
de proyectar conjuntamente con los viejos que pueden aportar la experiencia y
recordar la historia para no repetir errores. Nunca deberíamos cansarnos de
buscar un sentido. En vez de buscar héroes, sería bueno buscar figuras que
inspiren por sus actos -no de grandeza o excepcionales-, y la sociedad ha de
saber incorporar el papel de los adolescentes en ella.
Es bueno saber que los
adolescentes se preocupan por la justicia, la integración cultural, la pobreza,
favorecer la paz como necesidad, respeto a la naturaleza...
El grupo de iguales
El grupo de iguales será una
condición necesaria para el crecimiento del adolescente. Como en otras cultura
se envía al adolescente a la selva para que aprenda, así pues podemos hacer un paralelismo viendo el grupo de iguales como la
selva en los países occidentales.
El grupo acoge sin motivo
aparente. Lo esencial es estar juntos, la condición será ser idéntico a los
demás y tener las mismas necesidades, no hay identidad ideológica o política.
Lo peor que puede ocurrir es que tu familia se oponga a la relación con tu
grupo de iguales.
El poder del grupo puede hacer
que la percepción del bien o el mal que tú tienes dentro de ti, cambie instantáneamente
y esto hace que aparezcan comportamientos que nunca asumirías solo. Sería el
caso de compañeros que abusan de otro, mientras que en la relación cara a cara
con éste les faltaría el valor suficiente para enfrentarse. Es decir, que la ética
individual puede quedar absorbida por la ética del grupo; instrumentalizando o
manipulando a la persona.
El papel de la familia será clave
para hacer ver esta etapa de socialización, sin convertirse en un antagonista o
mostrar desconfianza hacia el grupo de su hijo.
Y el instituto también tendrá un
papel clave para dar las herramientas necesarias para que los adolescentes
puedan aprender a relacionarse.
Y hasta aquí recojo lo que más me ha gustado...
Espero disfrutéis de la lectura
Un apapachito para tod@s