martes, 6 de febrero de 2018

El Cerebro del Niñ@ explicado a las Madres y a los Padres ( Parte II )



El amor y el juego deberían ser la base de toda buena educación pero a ésta podemos añadirle cinco herramientas que pueden ayudar a mejorar a todo padre, madre, tutor/a en la complicada tarea de la educación de un niñ@. Para llevarlas a cabo, como todo en la vida, se requiere de tiempo y práctica. Así encontramos:


Motivar la conducta del niño

Todos tenemos una motivación para movernos hacer algo, aunque sea altruista, enfocada principalmente: a aprender y desarrollarse, a recibir amor y reconocimiento y a evitar malestar. Cada cultura tiene sus normas -incluso cada familia- de todas formas el cerebro humano se encarga de acomodar esa normas culturales y familiares, y para que estas normas sean interiorizadas tendremos en cuenta:

  • Mostrar buenos modelos de actuación; la neuronas espejos son las encargadas de poder reproducir a partir de la observación. Así que será esencial ofrecer buenos modelos a los que imitar. Lo que quieras de tu hijo no se lo pidas, hazlo y lo imitará. De nosotros van aprender hábitos, formas de pensar, principios, valores y conocimientos. 
  • Reforzar las conductas positivas; se trata de recompensar a los niños, es decir reconocerles aquello que hacen bien. A nivel neurológico, es cuando el cerebro segrega dopamina que produce una sensación de satisfacción. Las recompensas nos ayudan a aprender, y éstas no tienen porque ser materiales. Es importante que el refuerzo positivo esté en sintonía con la conducta: una mirada, un alago, un reconocimiento por parte del otro, ya da pie a que se segregue esa substancia, y ese refuerzo emocional o social suele generar mayores beneficios que uno material. Cuando refuerces a tu hijo piensa ¿qué es mejor tener en la vida? Cosas -como juguetes, comida, indicarle que lo ha hecho bien pero lo puede hacer mejor, felicitarlo excesivamente...puede llegar al punto de que nunca tendrá suficiente- o sentirse que forma parte de algo que les une a los demás -pasar más tiempo con él, jugando, darle una responsabilidad que lo haga sentir mayor, alagar el proceso más que el resultado final, darle un privilegio a partir de sus gustos, agradecerle...-. En definitiva, la recompensa ha de ser una consecuencia y no un fin. Es decir, no hay condicionales. Ejemplo: cambiemos "el si haces X tendrás Y" por "qué bien lo has hecho esta X, ahora vamos hacer esta Y". Debemos reforzar:
1.  Cuando sea necesario, en exceso puede perder su valor. Sobre todo cuando apreciemos un progreso...
2.    Inmediatamente, pues el cerebro actúa en fracciones de segundo.
3.  A plazos, ayudar a dividir metas e ir resolviendo grandes objetivos puede mejorar mucho.
4.  Frente a una conducta compleja de resolver es bueno recompensar al más mínimo cambio o al menos cuando lo haga menos mal. El cerebro cambia poco a poco, y a base de repeticiones y aproximaciones sucesivas.
Será importante evitar los refuerzos-trampa, es decir aquellos que dejan ver tu insatisfacción (el sí, pero....), tu rencor o dejan ver la culpa (bien, no como otros días!) o los que expresan obligación (bien, espero que lo hagas siempre así).


Alternativas al castigo

El castigo es la consecuencia menos agradable y pedagógica que puedes aplicar a un niño. Muchas veces el niño busca el castigo o el enfrentamiento, porque necesita sentir que le prestas atención. Todos necesitamos de esa atención pero los niños más.
Evita centrarte en las conductas negativas, os invito a visualizar la experiencia que llevo a cabo una profesora en su clase, que podemos aplicárnosla en cualquier situación de nuestras vidas;

Por otro lado, no utilices el "eres + adjetivo negativo" puesto que el hipocampo es la zona del cerebro que se encarga de almacenar todo lo relativo a lo que conocemos del mundo y de nosotros mismo, y que van a permitirnos tomar decisiones en la vida... Si siempre nos dicen eres tonto, malo, inútil eso quedará almacenado y frente a cualquier situación responderemos a partir del autoconcepto que tenemos de nosotros mismos. De ahí que cuando ponemos una etiqueta sea tan complicado quitarla...pero, a la inversa también funciona, así que si utilizamos adjetivos positivos esos también definirán el concepto que tenemos de nosotros mismos.
El anticipar ciertas situaciones también nos pueden ayudar a evitar que tengamos que llegar al castigo, por ejemplo cuando los niños -y los adultos- no duermen tienden a estar más irritables, sabiéndolo podrás evitar ciertas situaciones.
Además, el castigo suele llevar el sentimiento de culpa asociado y esa sensación puede dañarnos mucho y no aportarnos nada. A diferencia de una consecuencia...Por ejemplo, rompes algo pues lo recoges y lo arreglas, un grito o un comentario negativo, quizás te sirva a ti como via de escape pero a tu hijo o alumno no le está aportando ni enseñando nada, bueno sí que cuando pase algo siempre puedes atacar al otro!
Intenta priorizar la conducta positiva frente a la negativa, es decir, no le digas lo que no quiere que hagas dile lo que quieres que haga. Por ejemplo; "No te sientes mal en la silla" lo podíamos cambiar por "siéntate adecuadamente en la silla" Y sobre todo ayúdalo a conseguir lo que le has pedido que haga, en vez de enfadarte y frustrarte, ayúdalo a sentirse que todo es posible...o casi todo!


Poner límites sin dramas

Marcar límites quizás sea una de las tareas más complejas en la educación de un niñ@. Pero le ayudará a desarrollar su cerebro, a conseguir sus metas y a ser feliz. La zona del cerebro encargada de conseguir la felicidad, es la prefrontal. Las personas que tienen dañada esta zona suelen tener problemas para regular sus enfados, no respetan los limites de otros y tampoco las normas sociales, haciendo que la capacidad de sobrevivir y de convivir en sociedad, sea compleja.
Los padres hemos de poner límites a sus necesidades y deseos para que nuestro hijo experimente los límites normales que hay en la vida.Muchos déficits de atención de hoy en día diagnosticados en parte son debidos a una falta de límites. 
Para marcar un límite simplemente tendremos que tener una actitud clara y segura (como cuando agarra una botella de lejía, estoy segura que no dejarías que se la acercará a la boca), con este ayudamos al autocontrol y mejoramos en su flexibilidad y adaptabilidad a las nuevas situaciones. 
Dr. Bilbao nos habla de siete reglas para poner límites:

  1. Poner el límite tan pronto como se de la conducta no deseada, evitando que se de una primera conexión negativa en el cerebro.
  2. Incluso antes de que se de para evitar males mayores.
  3. Estos tienen que ser continuos, aplicarlos siempre
  4. Y de manera consistente, madres y padres tienen que ir a la par no sirve que uno deje y el otro no.
  5. Y debe darse en un ambiente tranquilo (no hace falta gritar)
  6. Además, darles confianza y criterio en tu manera de actuar, si no varias en la manera de limitar, sabrán que es más complicado hacerte cambiar de opinión.
  7. Y con cariño, pues entenderán que no es un ataque sino una regla a cumplir por su bien. 
Utilizar el humor y el juego, también puede ser un recurso, para romper tensiones y hacer que los niñ@s puedan seguir las normas.
De todas maneras, también hay que tener en cuenta que los límites no tienen porque ser fríos y rígidos de vez en cuando los niñ@s también pueden sentir que son capaces de hacerte cambiar de opinión. Así hay una clasificación de tipos de límites:

  • límites inquebrantables; garantizan la seguridad del niñ@ (Ej: beber una botella de lejía)
  • límites importantes para el bienestar; se deben hacer valer casi siempre pero puede existir la excepción. (Ej: no se deben comen chucherías, pero en un cumpleaños puntualmente)
  • límites importantes para la convivencia; son normas que se deben respetar pero que puede relajarse en según que momentos o pueden pactarse. (No se come en el sofá, pero si está malito).

Empatía

La empatía (del griego en padecimiento) es la capacidad de ponerse en el lugar del otro aunque no estés experimentando el mismo sentimiento. Cuando los niñ@s escuchan por parte de sus educadores una respuesta empática, esto permite conectar el cerebro racional con el emocional se sitúa en la zona insular del cerebro, y es cuando se puede dar lugar a la calma. 
Cuando los niñ@s están fuera de si -fuera de su parte racional; rabietas, no obedecen...- debido a que su región emocional se excita en exceso debido a la frustración, tristeza o cualquier otra emoción que resulte muy intensa, donde el niñ@ no es capaz de dominar su estado anímico. Lo ideal es un abrazo que contenga su consuelo y un comentario que abra ese puente entre ambos cerebros y así apaciguar la emoción.
Lo complejo es que muchas veces los educadores están desbordados, no entienden porque se sienten mal ellos; las terapias de autoconomiento y crecimiento personal, ayudan a conocerse mejor a conocer nuestros sentimientos y en definitiva, a responder mejor delante de según que situaciones.
Las experiencias que ha vivido una persona y otra son diferentes, pues imagínate un adulto y un niñ@ que empieza a experimentar con ellas. Nuestro rol como adulto tendrá que ser más empático e asertivo (capacidad de tener nuestra opinión respetando la del otro).
Hay un claro ejemplo, el de los celos cuando llega un hermanito. Hay una analogía muy buena para hacerse una idea de los sentimientos que puede experimentar el hermano mayor frente a la llegada de un hermano pequeño, para explicar a los padres:"es como si el marido le dijera a su esposa que a partir de ahora traerá a otra mujer más joven a vivir a casa, que deberán compartirlo todo, pero que las amará a las dos…"


Comunicación

La comunicación es la herramienta principal para el desarrollo intelectual de los niños. Hasta ahora hemos visto que la comunicación empática o aquella que refuerza las conductas positivas y que pone límites con cariño pueden ser más útiles para interiorizar normas sociales y calmar sus fustraciones. Otro estilo de comunicación es la cooperativa no es un método infalible pero aumentará de una manera significativa la probabilidad de que el niño se ponga en el lugar del adulto y colabore. Es decir, para la comunicación cooperativa tendremos en cuenta: 

  • Presentar la tarea como algo de equipo, es decir cuando el niñ@ se siente acompañado, la tarea parecerá más amena y sencilla que cuando lo hace sólo. Tu forma de hablar condiciona el cerebro del otro, es decir no es lo mismo cuando decimos: "¡Recoge los juguetes!" a "¡Recogemos los juguetes!".
  •  Pedir colaboración, el ser humano es un ser social, le gusta sentirse acompañado y disfruta de recibir y ofrecer ayuda a los demás. Desde bien pequeños tenermos la capacidad de ofrecer ayuda. Es decir, siguiendo el ejemplo anterior, podemos utilizar la siguiente frase: "Me ayudas a recoger".
  • Ayúdalo a pensar, implicar al niñ@ en tu curso de pensamiento, entenderá mejor lo que sientes y lo que necesitas de él. Ejemplo; "Tendríamos que ir recogiendo los juguetes, se está haciendo tarde"...o a través de preguntas; ¿Cómo crees que podríamos solucionarlo? ¿Qué te parece a ti?
  • Ofrécele libertad, cuando nos dan opción a elegir colaboraremos mejor que cuando nos vemos obligados hacer algo. Ej: ¿Que prefieres hacer primero recoger los juguetes o ponerte el pijama?

Y hasta aquí la segunda parte espero os sea provechoso
Un apapachito para tod@s

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