A D O L E S C E N C I A esa etapa tan particular por la cual toda persona ha de transitar para pasar de ser un infante a un adulto. Y, ¿sabéis qué? El papel de las familias será clave para que el desarrollo sea óptimo, es una etapa para aprender hacer equipo y definir la identidad de esa persona que un día vino a través de ti y emprende su camino hacia el SER.
Así pues, me gustaría empezar con el siguiente poema que hace tomar conciencia de qué tendrían que ser los hijos e hijas para las madres y los padres...y darnos cuentas de que:
TUS HIJOS NO SON TUS HIJOS
Kahlil Gibran
Tus hijos no son tus hijos
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino través de ti.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas,
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Tal como se recoge en el poema de Kahlíl Gibran, los padres y madres somos el arco y nuestros hijos e hijas, la flecha y nosotros tenemos entre manos la capacidad para que ellos puedan salir con la fuerza necesaria para enfrentarse a la vida. Como todo, podremos equivocarnos en nuestras decisiones pero rectificar es de sabios y además, es un acto de amor ser capaces de rectificar el daño o aprender del error.
Además, una característica propia de la etapa adolescente es romper con las normas establecidas y de ninguna manera, los hijos e hijas vienen a cumplir las expectativas de su familia, sino a vivir su propia vida.
La adolescencia puede compararse como un juego en equipo, que se puede dividir en tres fases:
Fase 1: Inicio del juego, se inicia el juego, o la etapa adolescente, pero como todo existen; estrategias, reglas y formas de juego, que por supuesto hay que entrenar para así conseguir tener recursos y habilidades para afrontar las diferentes situaciones que tendremos que ir afrontando día a día. Pero, para poder jugar hay que entrenar y eso significa enseñárselas.
La adolescencia es una etapa que se encuentran en un proceso de aprendizaje constante, donde las personas dejan de ser niños o niñas para caminar hacia la adultez, por lo tanto dejan de de ser lo que eran para ser, creando una nueva identidad.
Fase 2: Construcción del juego, a nivel cerebral se crean nuevas rutas neuronales. Y los adolescentes requieren de otras maneras para comunicarse con ellos, por ejemplo necesitan una voz diferente por parte de los progenitores, un voz exquisita o de postín como dice Carmina Benamunt, que los acompañe en este proceso.
Y para eso hemos de ser capaces de elevar nuestro campo de conciencia significa tomar perspectiva de la situación y empezar hacer las cosas desde otro punto de vista. No es lo mismo mirar una situación desde dentro que tomando distancia de ella misma. Además, todas las personas damos respuesta a algo en función de como nos han enseñado, pero si queremos respuestas diferentes tendremos que actuar de manera diferente, dando luz -tomar conciencia- a aspectos que no habíamos tenido en cuenta o que se iluminan desde otra campo de visión. Es decir, tomar conciencia para llegar a nuestro subconsciente y empezar a actuar desde otro punto, más productivo. Además, si tú empiezas a ofrecer un modelo exquisito o coherente a la realidad, verás que tus hijos e hijas también empezarán a reproducirlo, aprendemos por imitación.
En este caso, la autoestima juega un papel crucial puesto que cuando una persona da su mejor versión es que a nivel de autoestima está bien, y si no puedes dar tu mejor versión es que tu autoestima no está en las mejores condiciones.
Por lo tanto, ya no sirve tratarlo como niños o niñas, pues se encuentran en otra etapa. Esta voz ha de basarse en el respeto y el amor, y no hace falta grandes dosis pero aquella que se dé que sea de calidad, donde el amor, el respeto y los valores creen ese sostén o impulso (arco) para que nuestros hijos (flechas) puedan crecer.
Fase 3: Finalizar el juego, todo juego colectivo implica jugar en equipo, donde todo el grupo requiere de todos para podernos elevar al triunfo. Para todo buen líder, se requiere el apoyo de un equipo, una sola persona no será capaz de llegar tan lejos. Por eso, en esta etapa la familia ha de funcionar como un equipo donde los progenitores han de hacer buenos pases o saber hacia donde apuntar, siguiendo con la metáfora del arco y la flecha, para acompañar al adolescente en su proceso de vida.
Estos pases se refieren por ejemplo al factor comunicativo, donde se incluye la comunicación no verbal, el respeto y emanar una energía donde se transmita lo que quieres comunicar a la persona con Amor y no por imposición. Esto significa que mi pase como madre o padre, va hacer mejor persona a mi compañero (mi hijo) evitando las criticas, juicios o recriminaciones que nos llevan a situaciones sin salida y creando un modelo de respuesta por parte de nuestros hijos/as que no ayudara en esta etapa.
Dice Jim Rohn, que “Eres el promedio de las cinco personas que te rodean” de ahí que valga la pena rodearse de personas que:
te inspiren a convertirte en la mejor versión de ti
te motiven a seguir creciendo
te inyecten su energía positiva en tu vida
te apoyen en los proyectos
celebren tus éxitos y te animen en tus fracasos
te hablen de ideas y no de gente
- la temprana que va de los 10 a los 13 años.
- la media que va de los 14 a los 16 años.
- la tardía o prolongada que va de los 17 a los 21 o más años.
- Sufren cambios físicos, emocionales y cognitivos. Donde las hormonas juegan un papel crucial y sus sistema neurológico está en plena evolución. Son como una montaña rusa emocional donde pasan de la motivación, la alegría a un estado de apatía, mal humor o tristeza.
- Es el momento, que toca separarse de la figura materna o paterna para convertirse en un ser independiente. Estudios recientes comentan que hasta la voz materna y paterna que hasta ahora les servía de guía puede convertirse en un aspecto que pueden dejar de escuchar.
- Se establecen nuevos patrones de relación. Donde buscan la pertenencia a un grupo de iguales y eso significa separarse de lo conocido hasta ahora.
- Y se han de acomodar a un nuevo entorno social.
- Coindice con el disfrute y descubrimiento de la vida amorosa y sexual.
- Ya no es un niño o niña, y nuestro papel como padres y madres ha de ser de constante adaptación sin perder de vista hacia donde vamos. Nos convertimos en unos acompañantes del camino que han de transitar, donde abra limites pero también acuerdos y respeto tanto a nivel de sus tiempos, sus opiniones o sus ideas que no serán erróneas sino que forman parte del proceso de aprendizaje.
- No está en la edad del pavo, trátalo con respeto al tiempo que está viviendo. Los años de experiencia sacan cierta ventaja, puesto que los padres y madres ya hemos transitado por ahí, y nuestros hijos e hijas han de pasar por ahí para convertirse en adultos.
- Hacerles saber que los queremos a pesar de sus notas, es decir que los aceptamos tal y como son.
- Hacer un paso atrás y rebuscar en nuestra adolescencia, es decir, si somos capaces de comprender como nos sentimos en aquella época y conectamos con nuestro/a adolescente, tomando conciencia de qué parte nos sirvió y qué nos hirió, si somos capaces de entenderlo y sanarlo estaremos más receptivos a las necesidades de nuestros adolescentes, y los entenderemos mejor.
- Somos espirituales y en todos nosotros habita un SER único, que tan solo por eso ya nos hace especiales. De ahí la importancia de como nos hablamos a nosotros mismos donde el afecto, amor, cuidado y respeto será necesario para crecer.
- La importancia del espejo. Las personas tienden a reflejarnos aspectos del carácter o actitudes con las que no has hecho las paces, es decir nos reflejan cosas que no nos gustan de nosotros mismos. Y nuestros hijos e hijas adolescentes, son claves en el proceso. Mantener un dialogo donde se aúne lo que sientes con lo que piensas favorecerá la comunicación donde mostrar la vulnerabilidad no será una debilidad sino a mostrar tu parte más amorosa.
- Tener una capacidad adaptativa a las circunstancias que se van creando. Los padres y madres, aunque no siempre lo percibamos en esta etapa de adolescencia, vamos a seguir siendo pilares para nuestros hijos e hijas. Anticiparles o informarles sobre lo que van a ir sintiendo tanto a nivel físico, emocional o cognitivo será clave para tranquilizarles y que los cuidados de su cuerpo serán clave para su desarrollo. Acepta su belleza tanto interior como exterior.
- Tender a prever o anticipar nos puede ayudar a evitar males mayores. Es lo que se llama mantener conversaciones incomodas tratando temas que quizás en otra época resultaron tabú, pero que si eres capaz de tratarlos con cierta naturalidad tu hijo e hija, puede recorrer a ti para que les puedas acompañar y conocer, y no tengan que ir a buscarlo a otras fuentes menos seguras (relaciones saludables, sexo, placer, consentimiento, seguridad, alcohol, drogas, autoestima, etc). Empezar a través de libros, noticias, películas, etc. pueden ser recursos para iniciar estas conversaciones. Recuerda tener información sobre algo variará en la toma de decisión sobre cualquier aspecto de tu vida. Creación de espacios asamblearios en la familia puede ser clave tanto para conversaciones informativas sobre esos temas como acordar limites, pactos... pero siempre basados en el respeto mutuo y amoroso.
- Mantener un feedback positivo. Tal como hemos comentado la etapa adolescencia es un proceso que se encamina hacia la adultez, aún no están maduros de ahí la importancia de acompañar. Su zona frontal cerebral inmadura puede condicionarles tanto en sus decisiones como es sus actos por eso será importante devolver ese feedback constante para ayudarles a madurar, recuerda que no es inmediato todo requiere de su tiempo.
- Nuestros adolescentes necesitan cierta libertad sabiendo que estamos a su lado. Es importante que les brines apoyo, consideración y respeto. Es decir, necesitan saber que estás ahí pero les has de dejar que descubran el mundo por ellos mismos. Y ofrecerles la información o acompañamiento más adecuado para transitar de niño o niña a adulto o adulta. Conocer lo que les interesa de su entorno te ayudar a conocerlos un poquito más a ellos, y seguramente va a ser muy diferente a lo que ti te guste. Los límites seguirán estando presente, porque si lo piensas vivimos en un mundo donde se requiere de esos límites para una convivencia sana entre todos los miembros de una sociedad. Será importante encontrar un punto intermedio entre la imposición y la libertad plena. Un espacio donde pueda Acordarse (palabra que proviene del latín ACORDARE que significa unir corazones) y se marquen unas normas de convivencia, respeto mutuo y amor sean la base para seguir construyéndose como personas que forman parte de una tribu -su familia-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario